Un cuchillo mantiene su filo
sólo con afilado y corte adecuado.
La virtud de un guerrero es estar preparado.
La virtud de un sabio es la consciencia.
Hace poco, leía una fábula muy inspiradora entre las reflexiones diarias de Den Ming-Dao traducidas por Karin Usach.
Hay una fábula sobre un rey que estaba observando a su carnicero. Le asombraba que el hombre pudiese desmembrar un buey entero sin demasiado esfuerzo y sin desafilar su cuchillo. Buscando aprender, el rey interrogó a su sirviente, quien le dijo que su secreto era introducir su cuchillo sólo en los espacios entre los músculos, separando así el cuerpo a lo largo de sus líneas naturales. De esta forma, mientras que un carnicero ordinario tiene que afilar su hoja diariamente, él sólo tenía que aguzar su cuchillo una vez al año.
Esta fábula me remitió directamente a uno de los siete hábitos del paradigma de Stephen Covey, que recienteme estoy repasando y trabajando de cara a un nuevo proyecto que iniciaré el mes que viene: afilar la sierra. Covey hacía referencia a la importancia que debe tener en todo método de mejora personal la recuperación del desgaste que podemos sufrir en diferentes dimensiones: espiritual, mental, social o física. La metáfora del leñador que no afila la sierra es ampliamente conocida, gracias a la divulgación que se la ha dado por parte de varios autores de éxito, entre otros, Jorge Bucay.
Sin embargo, la metáfora del carnicero amplía este concepto. La preparación no es sólo cuestión de tener el cuchillo afilado. Si sabemos dónde cortar, el desgaste sufrido será mucho menor. Sirviéndome de la metáfora, quisiera plantear la siguiente reflexión.
Si afilamos demasiado un cuchillo, veremos como su hoja se vuelva cada vez más fina, llegando a hacerse cada vez más estrecha y corta. Al afilarlo lo gastamos. ¿Acaso sucede igual con nosotros? ¿Si dedicamos demasiado tiempo para reponernos, para prepararnos, para afilarnos, acabamos gastándonos antes de tiempo? ¿Cuál sería el equilibrio adecuado entre afilado y corte, entre preparación y acción?
Si algo puede decirse del coaching, es que está prioritariamente orientado a la acción. Pero a una acción sostenible, ecológica con el conjunto de valores y principios de una persona y del entorno que le rodea. Sin embargo, el coaching no es la preparación. Esta podría realizarse en la formación, el entrenamiento físico o la práctica habitual. Entonces, ¿qué papel juega el coaching en esta cuestión de prepararse y actuar, de afilar y cortar?
Creo que si el coaching puede servir para algo es para saber dónde cortar, no afilamos el cuchillo, pero evitamos su desgaste, mejorando su rendimiento en el tiempo y el resultado de sus acciones.
Algunos de mis clientes tenían todos los recursos necesarios (preparación) para conseguir sus objetivos (acción) antes de empezar el proceso de coaching. Sin embargo, todo se hizo mucho más fácil y rápido para ellos cuando supieron donde se encontraban las líneas naturales por las que introducir el cuchillo.