El cristal del reloj se ha roto
y sólo me queda un puñado de arena
que se escapa entre mis dedos.
Viajamos a 250 Km. por segundo sin darnos cuenta. Para todos los habitantes de esta cáscara de nuez que va a la deriva en el universo, el tiempo es el mismo. Quizá algún que otro Phinneas Fogg se encuentra con que tras dar la vuelta al mundo tenga un día de propina. Pero, por lo general el tiempo pasa igual para todos. O tal vez no.
[yframe url=’http://www.youtube.com/watch?v=syxGGxT7_2Y’]
Si bien la relatividad física del tiempo de la que hablaba Einstein no nos afecta dentro de nuestra burbuja planetaria, la relatividad psicológica si nos es mucho más cotidiana. El tiempo se acelera y se frena, se expande y se comprime a tenor de nuestras experiencias, del mismo modo que en la física haría respecto de la masa.
Cuando nuestra percepción del tiempo depende tanto del valor que ese tiempo tiene para nosotros. ¿De qué forma podríamos medirlo y utilizarlo para que nos sea útil en la consecución de nuestros objetivos?
La mayor dificultad radica que tenemos una enorme limitación natural a la hora de tomarle la medida al tiempo. Sólo percibimos aquello que se mueve a la misma velocidad que nosotros, más o menos. No podemos ver crecer un árbol ni las imágenes fijas que componen un vídeo o las alas de un colibrí. ¿Podemos, entonces, ver nuestras vidas? ¿Qué escalas utilizamos para medir nuestro tiempo?
Hoy voy a dejar la pregunta en el aire, volveré más adelante sobre esta reflexión para comentar todo lo que estoy aprendiendo en estos meses sobre organización eficaz, GTD y gestión del «tiempo».
Terminando, lanzo una reflexión que me surge a raíz de esto último. La hora del reloj, para lo único que nos puede servir es para no llegar tarde a una cita, para poder compartir un sistema común que nos permita coincidir a unas personas y otras con mayor facilidad. La medida real que podemos hacer del tiempo es la que generan nuestros hábitos y ciclos vitales, las horas de sueño, las horas de las comidas, las vacaciones, etc…
Y respecto a aquello de que el tiempo pasa más deprisa cuando nos lo pasamos bien, una crítica constructiva. El tiempo se comprime en la repetición, pasa prácticamente imperceptible, y se expande en la creación, en aquellos momentos en que hacemos cosas nuevas, en que experimentamos una enorme creatividad, la percepción de los ciclos se hace más larga y, en consecuencia, se experimenta una vida más llena.
Es es un tema para dedicarle su tiempo. Volveremos sobre él más adelante.
Y cómo broche, una frase muy oportuna.
«La única diferencia entre un sueño y un objetivo es una fecha.»
Edmundo Hoffens