«La pregunta es la más creativa de las conductas humanas.»
Alex Osborn
Poca genté podrá negar que Osborn sabía de lo que hablaba cuando se refería a la creatividad. Fundó en 1919 la agencia de publicidad BBDO, que aún perdura en nuestros días, y fue el creador de la técnica del brainstorming, que publicó en 1948.
En coaching, nuestra principal herramienta de trabajo es la pregunta. Nunca dar información, nunca dar un consejo, nunca dar nuestro punto de vista. Simplemente, ser espejo para otra persona, de forma que ésta pueda descubrir su propia verdad.
Sin embargo, quizá sea por eso mismo, porque no constreñimos las posibilidades, porque abrimos la mente a nuevas opciones, a una nueva realidad, que no hay nada más creativo que preguntar.
En el diálogo interno, cuando nos hablamos a nosotros mismos. ¿Cuántas preguntas nos hacemos? ¿Encuentran algún hueco en nuestra mente las preguntas de verdad, las que nos hacen cuestionarnos nuestros propios pensamientos, entre tantas afirmaciones inamovibles, tantos qué diran, tántas excusas, tantas negaciones, tantos prejuicios? ¿Son verdaderas preguntas o son creencias disfrazadas de pregunta?
De niños, no hacemos más que preguntar, y aprendemos más que en ninguna otra etapa de nuestra vida. Conforme nos hacemos mayores cada vez parece haber menos espacio para la pregunta. Y la sociedad nos refuerza en la afirmación tajante, sin lugar a dudas, la pregunta es molesta, es mál recibida, se percibe como signo de inseguridad, debilidad, o peor aún, de pensamiento libre, de autonomía, de independencia. La oveja que está justo en medio del rebaño no necesita hacerse preguntas, sólo moverse al tiempo que las demás.
Y para terminar una pregunta, para tí.
¿Qué preguntas de verdad te has hecho hoy?